Respecto de las ideas "perfeccionistas", dice
Spinoza: «...los
hombres se han habituado a llamar perfectas o imperfectas a las cosas de la
naturaleza, más en virtud de un prejuicio, que por verdadero conocimiento». (Ética Demostrada Según el Orden Geométrico, Prefacio de la Parte IV).
Pero
estas prejuiciadas ideas de "perfección o imperfección", "belleza" o "fealdad" (construcciones sociales), parecen ser sutiles a simple vista, sin embargo, cómo lo
advierte Gabriel Albiac: «...este prejuicio se ha trocado en superstición
(creencias irracionales sobre la naturaleza de las cosas)», que llevan al vulgo
a juzgarlas, denostarlas y despreciarlas malsanamente, con frases radicales de este tipo:
"defectuosa", "enferma", "monstruosa",
"aberrante", y otras de similar impotencia, que han generado discriminaciones (incluyendo lo sexual), odios y
guerras (véase la ideología nazista de "raza perfecta" y otras formas de fundamentalismo religioso y político), y lo hacen
por cuanto ignoran que en la naturaleza de las cosas, y en la naturaleza en
general, sólo hay perfección posible, pues es resultado perfecto de la
confluencia de las leyes naturales.