Por Franz
Kafka
"El egoísmo de
los padres –pues eso es en realidad lo que llaman sentimiento paternal- no
tiene límites. Desde el punto de vista de la educación, el amor de los padres,
por grande que sea, es más egoísta que el amor de un educador pagado, por
pequeño que sea. Y no puede ser de otra manera. Al fin y al cabo, los padres no
tienen plena libertad frente a sus hijos, como la tienen los adultos frente a un
niño cualquiera, pues se trata de personas de su misma sangre, y, para
complicarlo todavía más, de la sangre de los dos progenitores.