Conmocionados amanecimos los tachirenses el día de ayer
cuando leímos en las noticias regionales el lamentable asesinato de una mujer
de 26 años de edad en manos de su propia pareja, un joven de 25 años, con quien
llevaba doce meses de relación y tres meses de convivencia, y quien luego de
decapitarla e intentar desmembrarla, introdujo el cadáver en la nevera y huyó
del país. Pero este fue solo el cuarto feminicidio perpetrado por hombres
celópatas en nuestro estado en tan solo cinco días. Los relatos de estas
trágicas muertes suponen (de acuerdo a los testimonios de familiares y amigos)
que los hechos se dieron en medio de fuertes discusiones pasionales suscitadas,
entre algunos motivos, por intentos de rompimiento de la relación de parte de
ellas, lo cual encendió la ira de estos hombres quienes enloquecidos por una
mezcla de celos, rabia, temor, cobardía, frustración optaron por quitarle la
vida a sus respectivas parejas.
Lo más asombroso, es lo que la madre de la cuarta víctima
señaló en su testimonio: “Ese hombre golpeaba, celaba y maltrataba a ... pero
ella no lo dejaba, lo amaba”. Ante lo cual, reseña el reportero, muy
acertadamente: El amor de ... por su pareja le habría costado la vida.
Realmente, ¿es esto posible?, ¿perder la vida de esta manera, por amor?
En cuanto a las principales causas que pudieron influir en
las conductas de estos feminicidas se pueden mencionar las siguientes: factores
de tipo biológico, cognitivo, emocional y social. Por mi parte, me gustaría
referirme en esta ocasión a un solo factor, de tipo cognitivo-afectivo,
denominado por Baruj Spinoza como: Amor excesivo, o irracional, o inadecuado,
al cual señaló el filósofo como la principal causa de las aflicciones e
infortunios que padecen los seres humanos:
"Debe observarse que las aflicciones e infortunios del ánimo toman su origen, principalmente, de un amor excesivo hacia una cosa que está sujeta a muchas variaciones y que nunca podemos poseer por completo. Pues nadie está inquieto o ansioso sino por lo que ama, y las ofensas, las sospechas, las enemistades, etc., nacen sólo del amor hacia las cosas, de las que nadie puede, en realidad, ser dueño" (Ética demostrada según el orden geométrico, Parte V, Escolio de la Propocisión XX).
Como puede advertirse de este postulado, el amor excesivo
hacia una cosa (los denominados "apegos", producto de profundas
carencias afectivas que devienen en inseguridad, desequilibrio emocional,
temor) representa la principal causa de los pesares y del sufrimiento humano
(celos, sospechas, rabias, rencores, asesinatos, suicidios), por cuanto nace de una idea irracional e inadecuada respecto de esas cosas a las que se llega a
amar excesivamente (decir de la pareja, por ejemplo: mi eterno amor, mi alma gemela,
el uno para el otro, mi perfecto complemento, sin ti no valgo nada, mi razón de
ser), si se tiene en cuenta que cada cosa en este mundo, incluyendo a las
personas:
- están sometidas a múltiples cambios y constantes variaciones
(se envejecen, fallecen, pierden la memoria, pierden el interés por la
relación) y, consiguientemente,
- resulta sumamente improbable llegar a poseerlas totalmente y
erigirse como sus dueños absolutos (nadie puede realmente apoderarse de la
voluntad y esencia de la otra persona).
Así que, mis estimados lectores, si verdaderamente queremos
evitar conflictos emocionales innecesarios (penas innecesarias, con posibles
perjuicios: físicos, psicológicos, sociales, legales) y vivir vidas mucho más
tranquilas y útiles (ser más proactivos, más libres y más felices) se hace
necesario aprender a relacionarnos con cada cosa en este mundo (y en especial,
con las personas, y más aún si se busca un vínculo sentimental de tipo amoroso,
erótico-sexual) desde una perspectiva equilibrada y racional (amor inteligente,
conexiones potenciadoras), esto es, sobre la base de ideas adecuadas, como por
ejemplo, entender definitivamente y con toda claridad que nada en esta vida es
perenne (solo la realidad divina) y que, por lo tanto, nadie está en
condiciones de poseer completamente aquello que dice amar con locura.
Ánimo y adelante siempre…
Con cariño,
MSc. Lcdo. Alfredo Zambrano García
Orientador en Sexología
Que triste noticia, es fuerte lo que ha ocurrido en la tierra donde esta maestro. Pero la reseña y el analisis estuvo directo y bien explicado.
ResponderBorrarUno puede apegarse a la pareja pero tambien desapegarse para compartir externamente con amigos y familia, llevar un balance en la vida es esencial para el desarrollo de la misma. B H, animo maestro.
Así es, estimado Jorge. Amor inteligente, equilibrado... Sin apegos perturbadores... Gracias por compartir su comentario.
BorrarEl amor excesivo es conducido inconcientemente por la sociedad actual donde los medios de comunicacion son un factor importantemente influyente sobre adolescentes principalmente, quienes no reciben orientacion oportuna y predisponen el subconsciente a que su vida dependa completamente de las decisiones de otras personas creando una dependencia absoluta; creyendo ser amo dueño y señor de aquello al cual se enlazo.
ResponderBorrarEfectivamente Carlos, hay mucha presión social e individuos poco equipados, en el plano cognitivo, afectivo y conductual. Gracias por tan contundente comentario.
BorrarInteresante artículo. Soy de los que piensan que aveces no se necesita un enamoramiento obsesivo o profundo para llegar a tener una relación y conllevar a un matrimonio, con 6 meses bastaría para pasar de un noviazgo a un matrimonio, ya que nunca una pareja se termina de conocer por completo ni aun dentro matrimonio. De esa manera se podria llegar a un equilibrio. Pero debemos tomar en cuenta la cultura en la que vivimos, la moral y la ética. Un gustazo leer este artículo. Que la fuerza los acompañe! Att. Luis Guerrero
ResponderBorrarSaludos Luis, ¡qué buena y oportuna tu reflexión...! Gracias por compartirla.
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