Pregunta 024: ¿Qué está Prohibido y qué está Permitido en el ejercicio de la función sexual?

1) Buenos dias, le bendigo, soy cristiana hace mas o menos dos años y hace poco me case y tengo una duda con respecto a lo que puedo y no hacer en cuanto a relaciones sexuales con mi esposo. Agradeciendo de antemano su ayuda ya que existen en la religion muchos tabu referente a tratar ese tema. M.E.G.A, Ocumare del Tuy, Venezuela.

2) Hola. Quiero que me dé luces respecto a qué está prohibido y permitido en las relaciones maritales. Gracias. Datos en reserva.

"No permitas que ningún mortal, por muy “iluminado” que aparente ser, interfiera con sus "imaginaciones sacrosantas" en el buen desarrollo y desempeño de tus relaciones afectivas y, mucho menos, en el ejercicio de la función sexual".

Por el devenir de parejas saludables y operativas…

Esta Es Mi Respuesta:

Gracias por comunicarse con tan interesante cuestión, aunque ya he brindado una respuesta similar en otro momento. Sin embargo, le dedicaré un tiempo y espacio mucho más amplio, pues sé que es un tema que preocupa a cristianos y a otros grupos religiosos por igual.

Quiero comenzar mi discurso recordarle que no existe sobre la faz de la tierra ninguna institución religiosa que pueda asegurar que sus libros sagrados contienen “el manual de la sexualidad”. En consecuencia, la función sexual entre un hombre y una mujer debe ser vista y abordada con naturalidad, sin que los sistemas religiosos interfieran en la libre expresión y autodeterminación que se suscita (y debe suscitarse) de manera natural y espontanea en la privacidad de las recámaras (el lecho conyugal), allí donde las determinaciones y prácticas que se emprendan para el “ejercicio de la función sexual” son de la exclusiva responsabilidad de la pareja, ya sea con fines de goce, vinculación afectiva o de procreación. También debo recordarle que en el ámbito de la sexualidad en las parejas, no podemos esgrimir “absolutos”: “esto está permitido”, “esto está prohibido”, como si todos los seres humanos fueran unos clones o máquinas que se les hace operar de acuerdo a un “manual de funcionamiento”, diseñado en muchos casos por los sistemas religiosos controladores.

Como dije en cierta oportunidad: “No todas las personas tienen la misma estructura mental, ni los mismos deseos y necesidades físicos o espirituales como para intentar moldearlas o clonarlas según un determinado punto de vista religioso”. Cada quien, según le convenga a su grado de potencia para obrar, debe procurar conocer su capacidad sexual, entendiéndola desde una perspectiva no espiritualista ni arcaica, y asirse a pautas éticas que atañan a su bienestar individual, familiar y colectivo, siguiéndolas con plena libertad de conciencia, sin traumas de fe, y haciéndolas redundar para su propio disfrute y el de su pareja, aupando siempre la libertad de expresión y acción de ambos…

Basado en las anteriores premisas, pasaré seguidamente a responderle su inquietud: ¿qué está prohibido y permitido en las relaciones maritales? Para ello utilizaré un Cuadro Comparativo entre lo que está prohibido y lo que está permitido para facilitar su estudio y comprensión (los ítems que parecen redundantes se plasman con la intención de reforzar el concepto):

En cuanto a lo que está prohibido	En cuanto a lo que está permitido
Todo aquello que vulnere la libertad de expresión y de acción de una de las partes: está prohibido.	Todo aquello que se haga o practique bajo el libre y estricto acuerdo de las partes: está permitido.
Todo aquello que le cause malestar, desagrado o vejación a una de las partes: está prohibido.	Todo aquello que cause placer y satisfacción a una de las partes o a ambas, y sea del mutuo consentimiento y agrado: está permitido.
Todo aquello que se haga por la fuerza, con amenazas, chantaje o manipulación: está prohibido.	Todos aquellos encuentros apasionados, donde prive el amor, la consideración, el respeto mutuo, la entrega total y sincera: está permitido.
Todo aquello que se haga con engaño, buscando sacar ventaja de la fragilidad o inocencia de la otra parte: está prohibido.	Todo aquello que se haga libremente y que exprese la voluntad de las partes, sin intereses ulteriores: está permitido.
Todo aquello que sea violatorio de las leyes civiles y/o que perturbe las normas de civilidad (o convivencia) y de las buenas costumbres, y entre en el ámbito de la impudicia: está prohibido.	Todo aquello que traiga alborozo a la pareja, y que para lograrlo se apele a “al pícaro ingenio”, como lo es: el uso de activadores (coadyuvantes) eróticos (juegos, juguetes, música, lubricantes, aromas, vinos, entre otros), para el disfrute de ambos (se requiere prudencia, responsabilidad y discreción), sin que sea violatorio de las leyes civiles, o perturbe las normas de civilidad (o convivencia) y de las buenas costumbres: está permitido.
Toda forma de desaseo, desaliño y dejadez, dentro y fuera del ámbito del ejercicio de la función sexual: está prohibido.	Toda forma de limpieza y arreglo personal, deleitables atavíos y acicalamiento, dentro y fuera del ámbito del ejercicio de la función sexual: está permitido.
Toda acción reveladora (a terceros) de lo que se hace y practica dentro de las recámaras (la intimidad de la pareja), sin el consentimiento de la otra parte (cuando consiente con fines terapéuticos): está prohibido.	Toda acción que se acometa en la intimidad (actos y prácticas), con libertad de conciencia y autodeterminación, debe ser preservada y cobijada con celo y mucha discreción por hombre y mujer (a menos que se tenga que revelar con fines médicos, terapéuticos)… Esto viene a garantizar tanto el decoro y pudor de la pareja (especialmente de las mujeres), como su entrega apasionada en otros momentos y la protección de las miradas maliciosas. No solo está permitido, es una cuestión de ética y precaución.
Todo aquello que lesione la salud y menoscabe la integridad bio-psico-social de alguno de los individuos (o de ambos): está prohibido.	Todo aquello que fortalezca, anime y revitalice la integridad bio-psico-social de la pareja: está permitido.
Todo acto o práctica que se enmarque dentro del campo de compulsión, que sea considerado como una acción patológica, dañina, abusiva, sin que importe para nada la otra parte: está prohibido.	Todo acto o práctica que se enmarque dentro del campo de lo fisiológico, de lo innato (natural), que sea del gusto de la pareja, que provoque satisfacción de  sus deseos y necesidades, donde la otra persona importa en todos los sentidos: está permitido.
Todo aquello que degenere (progresivamente) la relación hacia el aburrimiento, el desinterés y la lasitud: está prohibido.	Todo aquello que conduzca la relación (progresivamente) al mutuo contentamiento, al interés recíproco y a la compatibilidad o afinidad de la pareja: está permitido.

Así que, mis estimados amigos, y lectores todos, no permitan que ningún mortal, por muy “iluminado” que aparente ser, interfiera con sus "imaginaciones sacrosantas" en el buen desarrollo y desempeño de sus relaciones afectivas y, mucho menos, en el ejercicio de la función sexual. Y en caso que requieran ayuda extra, para resolver inconvenientes propios de pareja, no demoren en buscarla, siempre y cuando se cercioren que sean profesionales debidamente calificados en el tema de la sexología (certificados legalmente) y que gocen de buena reputación (ética y profesional).

Hasta aquí mi discurso...

Con cariño,

MSc. Lcdo. Alfredo Zambrano G.

Orientador en Sexología