Estuve 8 años con una persona, él tenía una hija cuya madre nunca
le aceptó otra relación, al parecer por ello él nunca dejo de verla en estos
años, y me estuvo engañando, a pesar de que lo descubrí hasta 3 veces siguió
en lo mismo. Ahora luego de una prueba resulta que no es su hija. Yo decidí
terminar la relación, pero ahora él me dice que me demostrará con hechos toda
la verdad. No sé qué hacer, pues aun siento mucho amor por él, y esta
separación duele mucho. Debo perdonarlo? Cambiará ahora realmente? J. E. 28
años, Perú.
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“… si lo perdonas, está bien, y si no lo perdonas, igualmente está bien, y
está bien porque sencillamente así lo quisiste, es tu
derecho hacerlo o no hacerlo”.
¡Por el devenir de seres humanos libres, activos y felices!
Esta Es Mi Respuesta:
Agradezco, primeramente, la confianza
que me has dispensado con tu consulta. Una vez leída y analizada tu inquietud,
considero relevante responderte en los siguientes términos:
- Tú dices: No sé qué hacer, pues aun
siento mucho amor por él… Yo te digo: “Es lógico y normal que aún
lo sigas amando, pero lo que no es lógico ni normal es que lo ames a él
más que a ti misma”. Amar a otro más que a sí mismo es una señal de
desequilibrio emocional, de baja autoestima y desvalorización. La
felicidad de una persona no debe depender de otra persona, sino de sí
misma, de su madurez mental y afectiva, y del manejo emocional operativo
que muestre ante cada experiencia vivida. Por lo tanto, es
contraproducente, muy riesgoso, “renunciar a la propia dignidad con el fin
de mantener una relación amorosa, pues la experiencia nos dice que todo lo
que se funda sobre una base emocional distorsionada terminará
desmoronándose inevitablemente, trayendo consigo una serie de
desavenencias y sufrimientos innecesarios”.
- También dices: esta
separación duele mucho… Yo te digo: Es normal que sientas dolor,
es natural que te duela, ya que fueron ocho años compartiendo con él,
intimando, disfrutando y soñando a su lado. Pero si ese dolor te paraliza
y te deprime excesivamente, entonces, es un dolor anormal, obsesivo,
patológico. De todas formas, es conveniente que sepas que “lo que duele
mucho” no es la separación en sí, sino la manera cómo estás interpretando
y evaluando los hechos, esto es, la forma como tu mente está percibiendo y
juzgando esta circunstancia. Esto significa que eres tú misma la que te
estás infringiendo ese dolor, por tu manera de ver y estimar la
separación.
- Tú preguntas: ¿Debo
perdonarlo? Yo te respondo con otra pregunta: ¿quién te exige que lo
perdones? ¿Dios? ¿La religión? ¿La socio-cultura? ¿La conciencia? Has
de saber que, si lo perdonas, está bien, y si no lo perdonas, igualmente
está bien, y está bien porque sencillamente así lo quisiste, es tu derecho
hacerlo o no hacerlo. El perdonar a una pareja sus infidelidades va más
allá del ámbito del “deber perdonar”, es una decisión muy personal que se
asume con estricta vigilancia y reflexión, sin intimidaciones ni amenazas,
tomando como base tu propio bienestar y felicidad. Nadie te puede obligar
a ello, y menos si resulta en detrimento de tu estabilidad psico-afectiva.
- También
te inquieta saber si tu ex – pareja, en el caso que lo perdones y
vuelvas con él, ¿Cambiará ahora realmente? Yo te respondo: Pues mira, nadie lo puede
garantizar, nadie, ni siquiera él mismo. Sólo el tiempo lo podrá
demostrar. Pero cabe preguntarse: Si en ocho años no contuvo
sus impulsos, ¿lo hará ahora? Si en ocho años no te valoró como mujer, ¿lo
hará luego de ser descubierta su farsa? Puede ser que sí, como puede ser
que no. Es un riesgo que tendrás que asumir, el riesgo de una nueva
infidelidad. ¿Y si vuelve a suceder, qué vas a hacer? ¿Echarte a morir?
¿Arrepentirte? ¿Sumirte en la desdicha y la soledad? ¡Nunca! Pues, como te
dijimos, tu felicidad no está supeditada a lo que haga o deje de hacer tu
pareja hacia ti, sino a tu estabilidad anímica y emocional. Así que, la
decisión que vayas a tomar es recomendable que esté libre del rigor de una
promesa de fidelidad, es decir, lo perdonas porque
así lo quieres, vuelves con él porque
así lo has resuelto en tu corazón, deseas darle una nueva oportunidad porque
es tu decisión, pero sin mantener una expectación rígida
respecto de lo que él te ha prometido o esperas de él.
Ahora bien, en vista que la decisión que
habrás de tomar es de tu única y exclusiva incumbencia (nadie debe decidir por ti), me permito presentarte las siguientes
recomendaciones:
- Aplaca
tu mente y corazón, y en un estado de serenidad haz una revisión
honesta de tus sentimientos, sincerándote contigo misma,
y reflexionando sobre la decisión que habrás de tomar. No es
conveniente tomar decisiones en estados de tristeza, depresión, enojo o
excesiva alegría.
- Haz una
auditoría de las experiencias vividas al lado de él esos ocho años, y
pregúntate: ¿Crecí como persona? ¿Mi grado de potencia para obrar aumentó?
¿Qué resultó ser mayor: mis momentos de alegría y satisfacción, o de
tristeza y pesar? ¿Valdría la pena volver con él? ¿Me resultaría
conveniente para mi desarrollo integral como mujer?
- Analiza,
¿qué sentimientos te sobrevinieron hacia él en estos meses de separación?
¿Realmente lo extrañas, lo deseas? ¿Es realmente amor lo que sientes por
él? ¿O es una peligrosa obsesión lo que te está dominando, producto del
temor a quedar sola o a la falta de confianza en ti misma?
- Si
decides no perdonar su infidelidad, luego de un proceso de reflexión,
debes asumirlo con paz y sobriedad, sin que esto te genere ansiedad y
culpabilidad, lo cual no significa “odiarlo” ni “desearle el mal”. Lo que
se busca es que cierres el círculo, que pases la hoja, liberándote tú y
liberándolo a él, sin remordimientos, sin rencores, sin
retaliaciones.
- Si
decides perdonarlo, luego de un proceso de reflexión, debes perdonarlo en
todos los sentidos de la palabra, es decir, no recordarle jamás sus
errores pasados, ni recriminarle sus infidelidades pasadas.
- Trabaja
sin dilaciones (si
realmente deseas revivir la relación) en el mejoramiento y rectificación de
posibles actitudes y conductas no operativas que pudieran haber
contribuido al deterioro de la relación. De seguro encontrarás que hubo
acciones inadecuadas de tu parte. Lo mismo tendrá que hacer él.
- No
vayas a una nueva etapa en la relación (si decides darle una nueva oportunidad) con prejuicios, miedos,
espantos ni con expectativas negativas. Tampoco te aferres a vanas
ilusiones o esperanzas desmedidas. Cree y avanza junto con él, tranquila,
sosegada, confiada y segura de ti misma…
- Coloca
las cosas en su debido orden y serás más libre, feliz y
proactiva.
Ámate, valórate y respétate. Si tú no lo
haces, nadie lo hará por ti.
Hasta aquí mis palabras.
Ánimo y adelante siempre…
Con cariño,
MSc. Lcdo. Alfredo Zambrano García
Orientador en Sexología
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